70 años en sonido: del aire al oído

Tecnologías desarrolladas en tiempos de guerra dan paso a nuevos productos.

Tecnologías desarrolladas en tiempos de guerra dan paso a nuevos productos.

Nos quedamos en el tema de los inventos. Los pasos son cada vez más cortos en el desarrollo de las actividades humanas con la incidencia de la tecnología. Cada vez suena más ingenuo decir que “estamos en el umbral” de una nueva manera de relacionarnos, de comunicarnos. No solamente en las relaciones que se construyen como sociedad, sino especialmente en el uso de productos y objetos que encuentran sus espacios entre las actividades y las tareas que hay que realizar.

Las guerras siempre han sido el escenario para la implementación y prueba de los grandes avances tecnológicos. Así como en las carreras de Fórmula 1, donde las empresas fabricantes de automóviles utilizan el mayor espectáculo del mundo para la puesta en escena y venta de mecanismos, sistemas y dispositivos en el mercado internacional, desafortunadamente las guerras han sido marco de esta misma práctica. Grandes inventos y nuevos productos, así como nuevas tecnologías, fueron lanzados al mercado en escenarios de conflicto bélico, de guerra.

Los aparatos que aparecen en las gráficas fueron desarrollados entre la primera y la segunda guerra mundial y fueron conocidos como Dispositivos de Escucha Acústicos  (acoustic listening devices). Todos ellos esperando que la tecnología del Radar fuera ampliamente difundida. El uso del principio de electromagnetismo como fundamento para el desarrollo de los radares demoró algún tiempo, desde los estudios de Maxwell y Hertz en el siglo XIX hasta principios del siglo XX con el invento del ingeniero alemán Christian Huelsmeyer: el telemobiloscope. Con este último y 30 años después los primeros radares.

Estos dispositivos son efectivamente localizadores acústicos diseñados para oír los motores de aviones a medianas distancias. Con la llegada de los radares todos estos proyectos quedaron obsoletos.

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Sistemas acústicos de escucha desarrollados por la armada holandesa, como investigación de sistemas de defensa.

Sistemas acústicos de escucha desarrollados por la armada holandesa, como investigación de sistemas de defensa.

En la foto el Emperador Hiroito inspeccionando las Tubas gigantes del ejército japonés.

En la foto el Emperador Hirohito inspeccionando las Tubas gigantes del ejército japonés.

Es largo el camino que lleva desde esos bizarros objetos hasta los actuales reproductores de música portátiles de alta tecnología. Parece algo improbable hacer esta analogía, pero en el paso de las nuevas tecnologías se rescatan unas actividades y se conservan algunos vestigios de prácticas obsoletas. En esa época era impensable llevar la música en un dispositivo portátil, concepto que introdujo el Walkman de la Sony en la década de los 80′, lo que equivaldría a miniaturizar una banda de música en vivo. Igualmente hoy, no necesitamos oír la aproximación de aviones, podemos utilizar ese mismo reproductor portátil de música conectado a una red inalámbrica para el seguimiento de cualquier vuelo y en cualquier lugar del planeta.

[imágenes but does it float]

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  1. Intentando matizar tu reflexión, pienso que es muy distinto escuchar lo lejano en el espacio que lo “lejano” en el tiempo. Es decir, los dispositivos mostrados -aparte de ser harto sugerentes- estaban destinados a expandir la escucha en el ámbito territorial y áereo: las tropas que se acercan, el avión a lo lejos… Mientras que un dispositivo electrónico como los Walkman o Ipod capturaban lo efímero de un acto sonoro y lo conservaban para su re-producción posterior. En otras palabras los primeros rescataban lo producido en la lejania espacial mientras los otros lo rescatan del implacable tiempo que todo lo deshace. De seguro, cuando colocas que la analogía era improbable, tal vez esta sería una de las pruebas, pero tampoco es menos cierto que el Ipod en tiempo real también existía: la radio y sus broadcast orquestas en miniatura.
    En todo caso, que entre la realidad y el ser humano se acomode una interfase es la clave en todo esto. ¿En qué momento nos hacemos la pregunta técnica: puede haber una mejor manera de escuchar cuantitativamente más, cualitativamente mejor? Y la otra ¿puedo escuchar el pasado, puedo escuchar el futuro? La primera ya tiene su respuesta, como vimos, y la segunda también pues las gigantescas “orejas” que auscultan en parajes solitarios la radiación de fondo trás la búsqueda de los restos del big bang no son sino la apoteosis de las imágenes que presentas. Lo curioso es que al escuchar lejos a su vez escuchan en el tiempo para informarnos de la dimensión del universo y de cuándo fue que empezó todo esto. Así finalmente, se encuentran tiempo y espacio… aunque nada nos niega que esos holandeses, conociendo la velocidad del sonido y otras variables supieran cuánto tiempo faltaba para que cayera la bomba…
    En fin, gracias por las imágenes , que son de esas que quedan grabadas por su bizarría, y por la reflexión final. Sin duda, que gigantescas “orejas” satelitales orbiten para escuchar mi tímido clamor electromagnético desde mi Iphone-Android para luego responderme “Ha llegado a su destino…” o tan sólo mostrame mi ubicación es, en el fondo lo que interesa: el diálogo.
    Aquellos hombres en blanco y negro con sus gigantescas prótesis lucían solitarios, al igual que el adolescente en el metro con sus 200 decibelios que desbordan sus audífonos. “Hablar” con el GPS o con Googlemaps o con el horario de vuelos en vivo tiene un algo de diálogo. Digo yo.
    Saludos.
    CC