En Upata: sillas de mimbre plástico del arquitecto venezolano José Jraige

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Las sillas con estructuras metálicas tejidas con material plástico son muy conocidas en Venezuela y bastante populares en la zona costera de Colombia y otras regiones del Caribe. Muchos trabajos han sido inspirados en esta vernacular pieza de mobiliario. Diferentes enfoques han movido las experiencias contemporáneas e interpretaciones de estas sillas y han generado experiencias que ayudan a la comprensión del diálogo entre la artesanía y el diseño, entre el factor local, del que ha escrito el diseñador colombiano Jorge Montana, y el proyecto.

Las vemos en el proyecto “& LAR” de los colombianos Ramón Laserna y Alexandra Larsen y parecen con mucha visibilidad en ese fantástico proyecto 100 Chairs, un trabajo desarrollado con comunidades de artesanos en Colombia en un programa de rehabilitación de presos en conjunto con el estudio Marni de milán en Italia. Los diseñadores cubanos Raiko Valladares and Jose A. Villa, con una idea de rehabilitar la industria del mueble en la isla, diseñaron la línea de sillas Vibra. También es muy conocida la Silla Acapulco, producida inicialmente en los años cincuenta y que se popularizó en México. En Venezuela, la gente de Boulevard 03 diseñó Olga en 2011, una singular silla inspirada en la tradicional silla de porche, donde también se utilizan tramas hechas con mimbre plástico.

Recientemente conocimos el trabajo de José Antonio Jraige, un joven arquitecto y diseñador venezolano de origen libanés, quien decidió buscar espacios para el diseño y la arquitectura fuera de la capital de Venezuela. «Tenemos una oficina con mucha historia en el centro de un pequeño pueblo llamado Upata en el Estado Bolívar al sureste del país. Se trata de una construcción colonial española de 150 años de antigüedad, transformada por las sucesivas dinámicas económicas que afectaron Venezuela los últimos 80 años, generando un edificio sin valores estilísticos estrictos que hagan eco de su herencia», nos comenta José Antonio cuando quisimos saber donde y con quien trabaja. «El edificio lo remodelamos hace unos años para adaptarlo al uso de Oficina. Somos un grupo multidisciplinario de trabajo con fines de lucro, conformado por ambientalistas, abogados, economistas, diseñadores gráficos, arquitectos e ingenieros con el objeto de producir y asesorar a grupos privados y públicos para operar en la ciudad».

Algunos de los proyectos de José Antonio Jraige, graduado en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Central de Venezuela en 2010, navegan en ése interesante encuentro entre el diseño y la arquitectura, que se manifiesta en proyectos de mobiliario urbano y en trabajos de tratamiento de superficies, como las intervenciones en el pavimento de algunas aceras en Upata. Aquí nos muestra una experiencia diseñando y fabricando sillas con mimbre plástico.

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«El trabajo comienza con la interpretación de objetos utilitarios, socialmente aceptados, como parte de nuestra idiosincrasia y su consideración como elementos potentes por ser espontáneamente ‘comunes y ordinarios’. Reconocemos y rescatamos en ellos la condición artesanal de su fabricación y el reconocimiento y aprensión del individuo con su necesidad de producir con sus propias manos los objetos utilitarios de su vida cotidiana», expresa Jraige. Él y su gente proponen generar nuevas alusiones tanto con el material como con la técnica, que les permitan «reubicar al individuo y no al objeto como principio y motor de nuestras necesidades. El individuo que aceptó la silla y la ubicó en su porche, no en el lugar físico que pertenece a la casa, sino en su idea cultural, tradicional y tropical del porche».

Nos relata que para la construcción de las sillas han participado gente local, que ahora trabajan en su taller, particularmente Jesús el herrero y un artesano tejedor de nombre José. La selección de los materiales se realizó en función a la disponibilidad en la zona y  en relación a los que se utilizan habitualmente en las sillas originales: la cabilla de herrería lisa de sección circular de 1/2″ y el mimbre plástico. En la región, estos materiales son usados con mucha frecuencia. Existe una amplia gama de productos con base en el mimbre plástico y la herrería, que estimulan su comercialización. Productos fabricados en Ciudad Guayana y ampliamente comercializados en los pueblos del sur, a través de “viajeros” o comerciantes en tránsito.

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En un proceso fundamentalmente exploratorio, José Antonio explica que «siempre hay participación creativa de los técnicos y artesanos, porque que la técnica favorece razonamientos adicionales», lo que aprecia mucho según nos cuenta. «Elaboré muchos dibujos pero fue el ‘ensayo y error’ lo que nos permitió llegar a los diferentes detalles: para la transición cromática, la ubicación de las varillas dependió más de la comodidad del tejedor para meter la mano y tejer, que del cuidado de la silueta en general. El diseño de las patas, como piezas individuales reproducibles, se originó con la idea de proponer un apoyo central estable que reforzara el encuentro cromático de la franja central».

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Con esta sencilla y modesta experiencia han fabricado 300 piezas y comenta que «acordamos producir en lotes de 100 cada prototipo a un coste mínimo de 40$ con el compromiso de mejorar el diseño según las opiniones de los usuarios y las de nuestro equipo». Curiosamente, la mayor parte de esta producción se ha vendido en Brasil y en dos restaurantes en Boa Vista.

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A José Antonio le interesa explorar las circunstancias que envuelven un lugar provocando una sensación espacial determinada: «a partir de una alteración consciente surgida de las diferentes percepciones del contexto y de mi inquietud artística». Particularmente, estos tres aspectos del procesos de diseño: Actividad Humana en la relación temporal de lugares u objetos, Emoción como percepción de las variables tácticas del diseño y Contexto como referencia y comprobación de los criterios de proyecto y principales herramientas de trabajo.

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Aquí hay una idea sencilla de proyecto, una estrategia de diseño, de un joven profesional que quiere trabajar en el país. «Venezuela es un país maravilloso. Quisiera creer que puedo vivir y morir aquí, aunque el destino tiene sus propios planes», nos comenta José Antonio y termina diciendo: «tengo grandes posibilidades acá, las circunstancias son difíciles y adversas, pero me gustaría generar algún aporte».

Información

José Antonio Jraige / Arquitecto
josejraige2000@gmail.com
+58 424 157 07 35

(Enlaces actualizados 12/2/2024)

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  1. Juan Vicente Pantin dice:

    Es un hecho excepcional que un estudiante inteligente y con talento se abra espacio en una ciudad del interior, para muchos un lugar con escasas oportunidades para un arquitecto. Sin perder su pasión por el oficio, dedicado a una intensa actividad cultural -exposiciones, conciertos-, y especialmente conectado con nuestra tradición, José Antonio está haciendo un hermoso trabajo que nos llena de orgullo y será de gran provecho para la gente de Upata.

  2. elizabeth jraige dice:

    Excelente muy creativo