Olfato: cuando el olor es el material del diseño

Museo del las fragancias
El espacio de inmersión sensorial de Le Grand Musée du Parfum en París, inaugurado en 2016, dedicado a la fragancia y el sentido del olfato.

Se sabe que nos relacionamos y conocemos el mundo porque nuestro cuerpo está dotado de cinco impresionantes mecanismos fisiológicos de la percepción. Esta confirmación sobre los sentidos es obvia en el uso e interacción con las cosas a nuestro alrededor, pero, ¿por qué no tienen la completa atención en los procesos de creación, diseño y desarrollo de esos artefactos que constituyen el mundo?.

En el libro The verbs of perception: a typological study de 1984, el investigador sueco y experto en sociolingüística Åke Viberg habla de una ‘jerarquía de los sentidos’. En ese estudio con frases en 53 idiomas, se revela que la vista es el sentido más universal, seguido por el oído, el tacto, el sabor y el olor. Así el olor, en este estudio, que ocupa el último lugar, investigadores del Instituto Max Planck en Alemania, han encontrado en el idioma de algunos pueblos malayos que el olfato es el segundo sentido más importante.

En el diseño, lo visual y lo táctil son el terreno de mayor exploración. Las formas se diseñan principalmente para ser vistas y luego para la experiencia con el tacto. En los últimos años hemos visto la presencia de pequeños dispositivos para escuchar música, consecuencia directa de las posibilidades de las tecnologías de comunicación y el uso cotidiano de teléfonos celulares. Pero estos aparatos, que aquí hemos publicados algunos como el altavoz Boom Boom del diseñador francés Mathieu Lehanneur, se concentran en el dispositivo, en el hardware, y pareciera que abandonara abandonaran el compromiso con la calidad del sonido. Pero la electrónica como material ha permitido el desarrollo masivo de estos productos, para un sonido que es producido especialmente para ser escuchado en los audífonos y no desde un altavoz.

La historia de la parafernalia creada en torno a los alimentos está muy bien descrita en la taxonomía que hace la profesora Francesca Zampollo, donde incluye el universo de piezas para servir y comer, así como las herramientas para cocinar. El Food Design ha traído la idea de diseñar con el sentido del gusto, con el sabor. Nuevamente aquí, no se trata de diseñar la comida, que para eso hay expertos de la gastronomía y la cocina dedicados a este campo, se trata de diseñar pensando que el alimento es un material. Por lo tanto, es mucho más acertado decir que diseñamos con la comida y no diseñamos la comida. El sentido del gusto en el diseño ha sido bastante visitado, quizás porque simplemente el mecanismo receptor está en la boca por donde entran los alimentos.

En el espacio acústico hay ejemplos clásicos, como el sonido encomendado por Microsoft al músico Brian Eno para el lanzamiento del sistema Windows 95 o el sofisticado desarrollo de sonidos en los automóviles BMW, donde se especifica entre otras cosas el sonido que hace la puerta al cerrar. Una interesante historia aparece, todavía relacionado con el diseño de los sonidos, con los avances en la implantación de vehículos eléctricos en las ciudades. Hablamos de autos que tendrán el sonido de una nevera y que abrirán un extraño terreno de competencia del espacio acústico. La centenaria marca estadounidense Harley-Davidson trabaja con la comunidad de motorizados para impulsar el proyecto Live Wire, una motocicleta eléctrica que utiliza un sonido diseñado, similar al de una turbina de avión, para reemplazar el icónico y estruendoso ronquido de la Harley.

Olor y Diseño

En el texto Smell Report de Kate Fox, la Directora del SIRC (Social Issues Research Centre) «la percepción del olfato consiste no solo en la sensación de los propios olores, sino también en las experiencias y emociones asociadas con estas sensaciones». El olor está estrechamente relacionado con el sistema límbico del cerebro donde se procesan las emociones.

En algunos casos el olor juega un papel exclusivamente funcional, como el olor totalmente artificial del gas que utilizamos en la cocina. El butano es inodoro y en su elaboración se le añade odorante, como una medida de seguridad para poder detectarlo. En los años setenta usábamos camisetas que, impresas con una tinta especial, se activaba un olor al frotar la tela. Pero la reproducción de aromas no ha tenido un camino tan próspero y definido como la el sonido o las texturas. Muchos han sido los intentos de masificar el fenómeno gastronómico con aparatos o al menos acercarse a la experiencia olfativa. Un fantástico caso que comenzó en la industria del cine fue el ‘Smell-O-Vision’, una técnica desarrollada por Hans Laube. «El sistema era sencillo: las butacas de los cines serían tratadas de forma individual y conectadas a un sistema de tubos. En la sala de proyecciones, un encargado del ‘Scentovision’ (como fue llamado en sus comienzos) seguiría instrucciones precisas de cómo ir dosificando cada uno de los olores mediante un panel de mandos». Este invento apareció en la Expo Mundial de Nueva York de 1939 y luego en la célebre película ‘Scent of Mystery (El aroma del misterio)’ en 1958.

Recientemente, la empresa Samsung ha estado trabajando en la idea de revivir el invento de Laube e incorporar en teléfonos y televisores dispositivos generadores de olor. También, Michael J. Blum, en su articulo Scent, Smelling, and Smelliness in Virtual Reality, escribe sobre las relaciones entre el olor y el VR (Virtual Reality) y coincide con nosotros que «el olor es información, al igual que el sonido y la imagen».

En 2009, los diseñadores e investigadores James AugerJimmy Loizeau hicieron una propuesta llamada Smell +, un proyecto que exploraba el potencial experiencial humano con el sentido del olfato, aplicando investigación científica contemporánea en contextos domésticos y sociales. Haciendo uso de algunas herramientas del Diseño Especulativo (Critical Design), esta pareja recorría los extraños parajes que surgen cuando el diseño y la ciencia se encuentran.

Imágenes del proyecto Smell +.
Imágenes del proyecto Smell +.

También vimos el uso del olor, desde las propuestas de arte y con una aproximación experimental y prospectiva, en el proyecto DOSD – Dispositivo Directo de Estimulación Olfativa (Direct Olfactory Stimulation Device), de la artista Miriam Simun, quien ha estado involucrada en trabajos relacionados con alimentos y biotecnología, en colaboración con Miriam Songster. DOSD una peculiar pieza de joyería, utilizada para comer que se adapta a la fisiología humana y permite tener la experiencia olfativa de especies o alimentos que no estarán disponibles o no existirán.

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En las escuelas de diseño hay muy poco espacio para estos proyectos, básicamente no están preparadas para incluir en la formación de los diseñadores estos asuntos conectados con la ciencia. En el Central Saint Martins en Londres y un poco más en el campo funcional, la diseñadora Amy Radcliffe desarrolló el proyecto una cámara de olores llamada Madeleine. Un dispositivo que recoge en cápsulas olores particulares, utilizando una suerte de laboratorio de química liviana de perfumería.

El diseñador israelí Omer Polek pasó un tiempo investigando sobre los olores y sus usos, dentro del proyecto S Sense – The Sense of Smell que combina diseño y neurociencia.

Madeleine, la máquina de capturar olores de Amy Rancliff.
Madeleine, la máquina de capturar olores de Amy Radcliffe.

En esta idea del rescate de los olores, el trabajo de la científica y artista noruega Sissel Tolaas es fundamental para recorrer las posibilidades del espectro olfativo, porque ella explora el olfato como una forma de conocimiento. Desde su laboratorio en Berlín, financiado por International Flavours and Fragrances (IFF), Sissel Tolaas recrea de manera sintética complejos y singulares olores, a veces con fines comerciales, muchas otras con interés artístico, científico o histórico.

Desde inicio de la década de los noventa, Tolaas trabaja en proyectos de carácter científico para la creación de una librería universal de olores y utiliza el arte como plataforma para hacer cuestionamientos sobre el mundo en el que vivimos. Tolaas ha utilizado tecnologías para la captura de olores en colaboración con grandes industrias.

Uno de los productos comerciales de Sissel Tolaas es el Smell Memory Kit. Se trata de conjunto de 4 ampollas que contienen el mismo olor y vienen acompañadas de un pequeño contenedor de bronce. A diferencia del proyecto Madeleine, Tolaas propone un olor totalmente diseñado y único para que tu mismo fabriques un momento memorable.

Smell Memory Kit de Sissel
Smell Memory Kit de Sissel Tolaas y Supersense.
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En esa misma línea, no podemos perder de vista el trabajo de la artista, diseñadora e investigadora británica Kate McLean. En el proyecto Sensory Maps, McLean crea básicamente mapas de ciudades basado en sus olores, en un cuidadoso ejercicio de diseño de la información e investigación de taxonomías y clasificaciones.

Comparative Smell Vocabularies, diagramas elaborados por Kate McLean sobre 5 modelos de clasificaciones olfativas.
Comparative Smell Vocabularies, diagramas elaborados por Kate McLean sobre 5 modelos de clasificaciones olfativas.

El Perfume y las fragancias

Es muy probable que el perfume sea la respuesta más concreta del uso de olor y la creación de un universo de objetos que viven dentro de ese espacio. Una constelación de adminículos que conforman una industria multimillonaria y que operan en el universo de la belleza y lo privado, entre lo íntimo y lo social.

1. Botella del perfume de la reina de Egipto, 1.500 ac. (foto: Ägyptisches Museum, Universität Bonn Egyptian Museum, University of Bonn); 2. Cápsula para perfume de la época Victoriana; 3. "Chanel N°5" 1921; 4." Nose & Lips" Perfume diseñada por Salvador Dalí en 1983; 5. "The Fragances", la colección de perfumes diseñada por Philippe Starck, 2016.
1. Botella del perfume de la reina de Egipto, 1.500 ac. (foto: Ägyptisches Museum, Universität Bonn Egyptian Museum, University of Bonn); 2. Cápsula para perfume de la época Victoriana; 3. “Chanel N°5” 1921; 4.” Nose & Lips” Perfume diseñada por Salvador Dalí en 1983; 5. “The Fragances“, la colección de perfumes diseñada por Philippe Starck, 2016.

La historia de las fragancias y resultado de la perfumería, de la misma forma como lo hace la enología con los vinos, puede ser visto en mapas y clasificaciones. Las tablas H&R Chart de fragancias femeninas y masculinas y publicadas en 1991 por H & R Duftatlas, Glöss Verlag en Alemania, han sido utilizadas como base y referencia para la creación de los perfumes y fragancias muy conocidas.

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Una estrategia común e implementada por las grandes marcas es el uso de un aroma de firma como identificador. Estas empresas se valen del diseño sensorial al perfumar sus espacios de manera muy particular. Abercrombie & Fitch, por ejemplo, tiene sus propia fragancia para hombres llamada “Fierce”, que utilizaron para aromatizar todas sus tiendas e intentando conectar el olor con una idea de marca.

“Among the five senses, smell is unquestionably the one that best gives the idea of immortality”, Salvador Dali

Información / Referencias

Smell Memory Kit / Sissel Tolaas
www.smellmemorykit.supersense.com

SUPERSENSE
www.the.supersense.com

Kate McLean
www.sensorymaps.com

Le Grand Musée du Parfum | París
www.grandmuseeduparfum.fr

Fragrance Museum / Farina-House
www.farina.org

Perfumes
Leffingwell & Associates

The Art of Scent 1889-2012 – Exhibition Catalogue by Chandler Burr. Museum of Arts and Design’s Department of Olfactory Art.

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