Seis relatos sobre el diseño industrial en Latinoamérica: 01 – Diseño y Nanotecnología

Introducción

Dentro del entramado complejo y rizomático que rodea al producto, se vinculan de manera sincrética diversos actores y factores heterogéneos que deben articularse para lograr que los proyectos de diseño se conviertan en realidades concretas. El diseño industrial en la actualidad se ha ramificado en diversas direcciones con riesgo de dispersión, pero con la certeza de que a través del pensamiento estratégico e integrativo, y de pensar experiencias en sentido ampliado, puede actuar como nexo coordinante de esos universos simbólicos (saberes, disciplinas, cosmovisiones, etc), facilitando su entendimiento y accionar sinérgico.

El objetivo general de este trabajo es colaborar con la construcción de una confianza colectiva e individual que ayude a poner en valor esta capacidad integrativa del diseño en Latinoamérica, abrazar sus singularidades, ampliando su campo de acción haciendo permeables las fronteras trazadas por los discursos hegemónicos de esta disciplina proyectual. Siguiendo el enfoque de Bengoa (2018), que plantea que en diseño industrial, “a pesar de que existen procedimientos heurísticos, pedagógicos y tecnológicos precisos, aún no se ha logrado constituir una densidad conceptual suficiente”, esos procedimientos son a nuestro entender los que permiten que los diseñadores puedan adoptar diversos roles y diversas formas de llevar adelante la profesión. Este mismo autor, afirma que “la indefinición de un marco teórico del diseño no es necesariamente negativa, sino que, por el contrario, puede ser positiva (ibidem 2018) ya que posibilita el surgimiento de trayectorias diversas, y de algún modo permite pensar que esta disciplina puede definirse dialécticamente también desde la práctica concreta hacia la teoría.

Para emprender esta tarea, se compartirán seis relatos extraídos de una serie de entrevistas realizadas entre abril y septiembre de 2020. Partiendo del convencimiento de que el relato es una herramienta de transmisión de saberes, el objetivo es visibilizar trayectorias laborales que, si bien no son extensas, sirven para construir narrativas divergentes a las de los referentes ya establecidos del diseño, las cuales, a nuestro entender, no son representativas de lo que ocurre en la mayoría de las experiencias laborales.

Todos los casos analizados se dan en el contexto latinoamericano, pero tienen lugar en entornos laborales que difieren en cuanto a la naturaleza y la complejidad de los problemas que resuelven. No obstante, esperamos que sirvan para mostrar la amplitud del diseño en nuestro contexto específico y motive a colegas y estudiantes.

Finalmente, se comparten dos relatos de actores vinculados indirectamente al diseño, pero que provienen del campo de la Sociología y la Administración de empresas. El objetivo es incorporar una mirada externa que permita identificar cómo es observado el diseño industrial desde otras áreas del conocimiento, lo cual puede servir como punto de partida de para aumentar lo que podemos denominar “potencial percibido del diseño”.

RELATO 01: Bernardo Villares, DISEÑO Y NANOTECNOLOGÍA

Diseñador industrial (UNLP 2015), actualmente es el responsable de diseño en MABB una start up argentina con perspectiva global, dedicada al desarrollo de productos médicos. La empresa, al igual que otros emprendimientos de base tecnológica, se encuentra incubada en la Fundación Argentina de Nanotecnología (FAN), institución de la cual Bernardo formó parte hasta 2019 y en la cual decidió transformarse en un emprendedor tecnológico junto a otros socios provenientes de otras disciplinas como la medicina, la administración de empresas, por citar sólo algunas.

https://www.fan.org.ar  | https://www.mabbiomaterial.com

Diseño, Nanotecnología e Interdisciplina

El diseño tiene una función imprescindible que es integrar la ciencia y la tecnología en la vida cotidiana de una sociedad, concentrándose en la zona intermedia entre el producto o información y usuario –lo que he llamado con el préstamo conceptual de la informática <diseño de interfaces>. De esta manera el diseño contribuye – en la formulación del poeta Bertold Brecht sobre la literatura- a hacer más habitable el mundo de los artefactos materiales y simbólicos. (Bonsiepe, 2011).

Bernardo afirma que la nanotecnología, más allá de vincularlo con una nueva escala objetual y cambiar su percepción del mundo en términos dimensionales, le permitió establecer un vínculo estrecho con la ciencia.

Esto tuvo un doble impacto ya que le permitió comprobar el aporte del diseño desde la traducción del lenguaje científico al lenguaje de la usabilidad, y la capacidad del diseño de tener una visión del metaproyecto que le permite “ir de las partes al todo y del todo a las partes constantemente”.

Este aspecto es crucial en el contexto actual en el cual predominan las tecno-ciencias, es decir, las ciencias que no sólo buscan comprender el mundo sino transformarlo, y cuyos desarrollos están motorizados por su aplicación práctica en el mercado (Echeverria, 2014), siguiendo la lógica de que el conocimiento no sólo hay que generarlo, sino que hay que usarlo para cerrar el ciclo de la innovación.

En contrapartida, acercarse a las ciencias duras puso en duda la sensación de autosuficiencia que se forja durante la enseñanza del diseño bajo el axioma de que los diseñadores “resolvemos cualquier tipo de problemas”.

A lo largo de las entrevistas, esta laxitud semántica es percibida positivamente, representando una apertura de posibilidades de participación del diseño, pero también negativamente, generando la sensación, en palabras de Bernardo, de que el diseño es “Un océano extenso, pero de 2 cm de profundidad”.

Esta vinculación con el pensamiento científico, y el hecho de tratarse de productos médicos de alta complejidad que conllevan procesos extensos de ensayos y aprobación por parte de la ANMAT[1] y de otras instituciones de normalización, sirvieron para sistematizar un modo de diseñar basado en cuatro pasos: Diseño, Validación, Certificación y Transferencia para Escalado. Según el entrevistado, esta metodología, lejos de transformarse en una limitación creativa, le permitió aprender cuestiones muy valiosas. En primer lugar, “no tenerles miedo a los proyectos, por más que sean complejos”. Este aspecto también fue mencionado en una entrevista a Hugo Legaria, diseñador industrial con extensa trayectoria en el rubro de productos médicos[2].

En segundo lugar, que “los planes están hechos para no cumplirse”. Más allá de la ironía, esta frase reafirma la tendencia de que los procesos de innovación actuales, caracterizados por ser iterativos, requieren un accionar ágil y adaptativo por parte de los actores que lo llevan a cabo. Incluso, en la entrevista llevada a cabo con el Ingeniero electrónico Guido Raggi Mir, responsable del sub área de comunicaciones del satélite SAOCOM 1B desarrollado por INVAP, en entornos donde se busca reducir la incertidumbre al máximo, los planes ideados sufren modificaciones y deben adaptarse a las contingencias, y “el proyecto vive hasta el minuto previo al lanzamiento del satélite”.

Un tercer aprendizaje mencionado por Bernardo fue que en el diseño se debe aprender a “Separar lo esencial de lo accesorio en cada proyecto”, aspecto que representó una debilidad personal durante la etapa formativa de diseño en la UNLP.

El diseñador industrial emprendedor

La falta de legitimación y reconocimiento del diseño fue uno los temas más recurrentes de las entrevistas. Por medio de una serie de argumentos paralizantes tales como: “El diseño es una disciplina joven”, “No tenemos el mismo reconocimiento que la Ingeniería o la Arquitectura” o “Los empresarios no contratan diseñadores”, los diseñadores con frecuencia adquieren una actitud pasiva y disconforme que deriva en un círculo de catarsis endogámica que, como ya se ha demostrado, no genera resultados favorables para el colectivo de diseñadores.

Sin embargo, se puede tomar una actitud opuesta, propositiva, en la que el diseñador emprenda y piense estratégicamente cómo aplicar el diseño más allá de esos obstáculos.

En relación a esto, Bernardo afirma que “los espacios hay que conquistarlos de forma novedosa, no podemos esperar que nos vengan a buscar, ya que nadie busca algo que no sabe que existe”.

En ese sentido, el entrevistado opina que “los diseñadores somos innovadores por definición”. Tal vez este modo de ver al diseño y la complementación con un aliado estratégico proveniente de las ciencias de la Administración, le permitieron convertirse en lo que el propio Daniel Miguez[3] considera, un emprendedor profesional, buscando crear empresas y agregar valor de manera cada vez más eficiente y responsable (2012). Vale mencionar que también en este proceso de complementación se establecieron vínculos y modos de operar propios de un proceso de innovación abierta y de economía del conocimiento, en la cual además de buscar la creación de nuevas empresas, se busca la articulación de las ya existentes.

Otro de los entrevistados, el diseñador Ángel Argüero, encargado del diseño y desarrollo de productos roto moldeados, coincide con Bernardo en dejar en claro la importancia de poner en valor el aporte cognitivo de los diseñadores como un recurso que puede darle acceso a nuevas formas de participación en las unidades de negocio que diseña. En el caso de Ángel, durante el desarrollo de un sistema de butacas para complejos deportivos, decidió establecer un vínculo a largo plazo con sus clientes, pasando de ser meramente el diseñador del producto, a ser un asociado más del proyecto.

Bernardo adoptó una estrategia similar, al pasar de ser el diseñador del equipo de MABB, a ser partícipe por medio de la adquisición de un porcentaje de acciones de dicha organización, apostando al proyecto a largo plazo y naturalmente, aumentando el riesgo y la responsabilidad en relación al desempeño del mismo.

Además, ambos diseñadores plantean la importancia de generar vínculos a largo plazo con otros actores del ecosistema productivo. En el caso de Bernardo lo plantea en relación a los centros de Ciencia y Tecnología, los cuales además de ofrecer servicios de ensayos de verificación de los materiales que ellos utilizan en MABB, se encargan de desarrollar nuevos conocimientos tecnológicos que, con el aporte de un diseñador industrial, pueden lograr su aplicación en la industria.

En el caso de Ángel, plantea que los vínculos a largo plazo se logran ofreciendo un servicio eficiente de diseño y siendo estratégico a la hora de cotizar el valor de dicho servicio. En esa dirección, reflexiona a partir de su experiencia, que si las primeras vinculaciones con cliente son asertivas, con el tiempo ese vínculo puede sostenerse e incluso el diseñador ganará poder de negociación en la toma de decisiones en relación a los futuros proyectos que puedan surgir con ese cliente.

Siguiendo con ese enfoque, Ángel concluye en la importancia de lograr una “financiación del diseño” y de que los diseñadores pensemos esquemas que más allá de la intención o el tipo de problemas que se pretendan resolver, lo haga mediante modelos de negocios o esquemas productivos que sean sostenibles en el tiempo, y no sean los diseñadores, los que deban afrontar esos riesgos por el sólo hecho de “querer diseñar”. 

[1] Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica

[2]  Entrevista a Hugo Legaria, 17 de Junio de 2020. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=7ajiDlo3cy8&t=7s&ab_channel=MarcoSanguinetti

[3] Daniel Miguez  es Ingeniero Industrial y cofundador y presidente en MABB – Biomaterial & Bioengineering,  empresa en la que trabaja Bernardo, y del cual absorbió la formación administrativa de un emprendimiento profesional.  

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