Siglo XXI: nuevas preguntas para el diseño*

[foto: Eat This, Not That!]

La recurrente pregunta ¿Qué es el diseño? en los salones de clase es un síntoma de una indefinición crónica. Esta pregunta parece haberse agotado y con ella una forma de pensar el diseño propia del Siglo XX. Ya avanzado el Siglo XXI hacen faltas nuevas preguntas para el diseño, aquí proponemos una: ¿Cuál es el objeto de estudio del diseño?.

Desde que era estudiante de Diseño he escuchado a los profesores formular la pregunta: ¿Qué es el Diseño?. Las respuestas siempre resultaron vagas y poco prácticas. Hay razones que explican este problema. La palabra «diseño» es polisémica y las profesiones del Diseño son muy jóvenes, todas fueron bautizadas a lo largo del siglo XX y han sufrido los naturales padecimientos de la adolescencia. Es comprensible, entonces, que en medio de estos vertiginosos desplazamientos del territorio profesional resulte difícil dar una respuesta precisa y definitiva a esta pregunta. Un día un amigo biólogo me propuso cambiar la pregunta: no te preguntes qué es el Diseño; pregúntate cuál es el objeto de estudio del Diseño.

Al cambiar la pregunta las profesiones del diseño podrían quedar divididas en aquellas cuyo objeto de estudio tradicional es la «forma», como es el caso del Diseño Gráfico o el Diseño Industrial y aquellas cuyo objeto de estudio indiscutible es el comportamiento de las personas, como es el caso del Diseño de la Experiencia del Usuario o el Diseño de Servicios. Sin embargo, esa división resulta artificial, la clave está en el punto de vista; si analizamos los productos del diseño aislados o fragmentados se impone una visión centrada en la forma (ya sea un mensaje, un objeto o un espacio), pero si observamos los productos del diseño como sistemas interconectados, prevalece un estudio de procesos protagonizados por las personas.

La enseñanza tradicional del diseño recurre a la Teoría de la Gestalt (Teoría de la Forma) para entender cómo el cerebro percibe la realidad y de allí se derivan unos principios ampliamente estudiados y divulgados por Rudolf Arnheim. Nuestra invitación es a actualizar la colaboración entre el diseño y la psicología re-enfocando el problema, desplazando el foco desde el estudio de la forma al análisis del comportamiento de las personas y su relación con los productos del diseño, especialmente en la toma de decisiones. En este sentido resultan pertinentes las investigaciones del psicólogo Daniel Kahneman y las de su discípulo el economista Richard H. Thaler, estas investigaciones están centradas en la manera en la que tomamos decisiones y que no necesariamente son siempre lógicas y racionales.

En su libro «Un pequeño empujón» Thaler, Premio Nobel de economía 2017, presenta un ejemplo esclarecedor, se refiere a los comedores escolares y explica cómo la disposición los alimentos en la fila de un self service afecta la manera en la que los niños eligen lo que van a comer y lo que no, una forma de organizar los alimentos incidiría en una alimentación más saludable, otra forma de disponerlos podría inducir a los niños a consumir más alimentos procesados con exceso de azúcar. Debemos ser paternalistas o libertarios, se pregunta Thaler. Una cosa está clara, no hay como ser «Neutrales» al ordenar los alimentos. Este ejemplo tiene su equivalente en los formularios para un seguro médico, pero también en la disposición de las aplicaciones en la pantalla de un nuevo teléfono celular o en la forma en que se organiza el tablero de comandos de la cabina de un avión. Thaler se refiere a las personas responsables de estos defaults como «arquitectos de decisiones». Una forma muy provocadora de nombrar a los profesionales del diseño. 

En la vida cotidiana tomamos decisiones todo el tiempo, algunas triviales otras trascendentales: qué comemos, cómo nos divertimos, cómo invertimos nuestro dinero, qué compramos, cómo educamos a nuestros hijos, cómo usamos el móvil, a quien elegimos como gobernante, qué identidad sexual preferimos. En cada una de esa decisiones el diseño puede colaborar o entorpecer, lo que no puede es ser neutral. Parafraseando a Paul Watzlawick, no podemos no incidir.

Cuando yo me pregunto cuál es el objeto de estudio del Diseño, mi respuesta es: «El objeto de estudio del Diseño son las decisiones que toman las personas en su vida cotidiana». Si este giro tiene sentido urge explorar nuevas rutas, nuevos territorios y nuevas fronteras para el diseño. Necesitamos nuevas áreas de investigación, necesitamos aprender nuevas destrezas, proponer nuevos proyectos en nuestras Escuelas y definitivamente necesitamos nuevas preguntas.

Las profesiones del Diseño están llamadas a ser protagonistas en la era de la información y las comunicaciones, especialmente el diseño de comunicación. Este reto implica una responsabilidad que obliga a repensar el perfil del diseñador, sus destrezas y herramientas que maneja, pero también el alcance y el impacto social de su trabajo.

* Una versión de este artículo fue publicado en «Foro de Innovación Docente. Resúmenes. 8º encuentro BID, enseñanza y diseño».

Bibliografía y referencias documentales

Campi, I. (2006). La idea y la materia. Barcelona: Gustavo Gili.

Sunstein,C. y Thaler, R. (2017). Un pequeño empujón.Madrid: Tauros.

Heskett, J. (2008). El diseño en la vida cotidiana. Barcelona: Gustavo Gili.

Icograda Design Education Manifesto. (2011) Ico-D.

Kahneman, D. (2015). Pensar rápido, pensar despacio.México DF: DEBATE.

Viladas, X. (2000). El diseño a su servicio.Barcelona: Gustavo Gili.

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