El diseño como fantasía antropológica: una entrevista a matali crasset

La maison de la restitution église saint Pierre, Firminy. matali crasset. (foto: Arnaud Frich)

En el mes de mayo entrevisté nuevamente, vía correo electrónico, a la diseñadora industrial francesa matali crasset. En cada respuesta, hay un link, una referencia, un marco teórico, un anclaje que denota su rol activo con respecto a la función del diseño en el mundo de la vida, la cultura material, la ecología y el desarrollo a escala humana.

A pedido suyo, su nombre aparecerá siempre en letras minúsculas. Un diseño menor, escrito en letras menores. Quiero agradecerles a matali y a su compañero y representante, Francis Fichot, por su predisposición y trato amable. Espero que disfruten el intercambio tanto como yo.

¿Cómo definirías tu visión sobre el diseño?

Más allá de la “función”, que es mínima, veo cada vez más esta profesión, a través de los proyectos que dirijo, como la de una partera. Se trata cada vez menos de dar forma a la materia y a la estética, sino más bien de hacer surgir, unir, organizar, en torno a intenciones y valores comunes, vínculos y redes de habilidades, connivencia y sociabilidad. Los proyectos en los que participo me hacen cuestionar la vida y nuestra relación con el mundo.

En ese sentido, en la presentación de su página web sostiene que un diseño, sin fronteras ni territorio, es la expresión de una profunda convicción, la del proceso creativo considerado como proyecto humano, social y ecológico. Porque la finalidad de los proyectos no reside en su única y exclusiva realización, sino en el proceso mismo y en la capacidad de producir vínculos, de crear un sistema de intercambio y reciprocidad entre los individuos y con el medio natural. Así cada proyecto se convierte en un esfuerzo conjunto.

¿Cómo se pueden vincular el diseño y el optimismo en un contexto donde las narrativas catastróficas y distópicas parecen haber dominado las imágenes del futuro? ¿Debería el diseño ser siempre optimista?

Debemos producir nuevas narrativas y no dejarnos encerrar en escenarios catastróficos o ‘tecnosolucionismos’: el arte y el diseño deben ser portadores de nuevas imaginaciones poéticas. El diseñador no está ahí para responder a un problema y proponer una solución. En ese sentido, el año pasado escribí varios textos, quería acercarme a un género literario en boga en el siglo XVII, la fantasía.

La palabra fantasía se refiere a cualquier obra de la imaginación que se aleja de la realidad e incluso de lo plausible, que escapa a las reglas, especialmente a las de la lógica, al permitirse las asociaciones más inesperadas. Transmite una impresión de espontaneidad, libertad, originalidad y alegría…Es también un componente esencial de la comedia y la narrativa.

Me basé en el libro Guía de ideas literarias (Henri Bénac, 1988) para pensar recientemente en dos exposiciones, La comunidad de cráteres en Transfo Emmaüs Solidarité que terminó recientemente y Nuestros Pies de Barro en la iglesia Saint Pierre en Firminy que se desarrolla hasta el 10 de enero de 2026.

La communauté des cratères. Transfo Emmaüs Solidarité, Paris. matali crasset. (fotos: Aurelien Mole)
¿Crees que es posible considerar algún tipo de “autodiseño” que lleve a lograr algo así como la soberanía proyectual a través del diseño?

Lo principal son los valores, el pensamiento, no los métodos de actuación. Es el contexto el que debe determinar estas elecciones y considerar la forma más adecuada de desarrollar el proyecto. Colaboro con entornos y estructuras, recientemente se han realizado algunos proyectos en colaboración con escuelas superiores profesionales, los proyectos se desarrollan en un largo periodo de tiempo, 3 años, por lo tanto, con diferentes clases con las que creamos el proyecto, el proyecto integra un recorrido educativo hecho de reflexión, coproducción e intercambios.

Y en ese caso, considerando el lugar que das a los proyectos como espacios de trabajo compartido y de reciprocidad en los que se tejen redes de habilidades y vínculos emocionales, me gustaría preguntarte: ¿Cómo interactúan las dimensiones individuales y colectivas para lograr estos niveles de agencia?

Siempre he pensado en el diseño como antropología aplicada, la fórmula no es mía sino de Marc Augé. Mi práctica está en el corazón de la reflexión artística, sociológica y ecológica.

¿Cuál es tu percepción de las manifestaciones actuales del diseño? ¿Crees que la disciplina se ha expandido como una especie de espacio de autoexpresión?

Para mí, el diseño siempre ha sido una disciplina independiente, no ligada a las famosas bellas artes y la arquitectura. Es una historia del diseño pensada a través del prisma de las técnicas y los materiales que le dieron esta cuadrícula de lectura.

Si nos interesan planteamientos más personales y audaces, como el de Alexandra Midal, por ejemplo, podemos pensar fuera de los dictados de las formas estéticas y del pensamiento burgués.

Dejarse afectar por el propio terreno, 2025. matali crasset. Una edición d613studiolo producida por Collectif Athanor exhibida como parte de la exposición Nuestros Pies de Barro (Nos pieds d’argile) Le Corbusier Firminy-Vert. (foto: Arnaud FRICH)
¿Cuál es tu enfoque actual en relación con el diseño y el comportamiento humano? ¿Cómo explicarías el mundo en el que vivimos hoy?

El diseño no es capaz de aportar soluciones, sino sólo un enfoque sensato.

¿Crees que el diseño puede desempeñar un papel relevante en el diseño y el autoconocimiento personal, sin recurrir necesariamente a los enfoques empalagosos que propone la noción de auto-diseño propia del coaching ontológico?

Parafraseando a Robert Filliou, podría decir: «El diseño es aquello que hace la vida más interesante que el diseño».

Jugando a la “arqueología del futuro”, ¿cómo crees que la gente del futuro definirá nuestra forma de vida y los comportamientos sociales que experimentamos actualmente?

Las realidades de la vida son tan diferentes. Algunos estilos de vida son los que están destruyendo el planeta. Según un estudio publicado en Nature Climate Change, el 10% más rico del mundo es responsable de dos tercios del calentamiento global desde 1990, y según un estudio de Luc Cancel, el 10% más rico emitió el 48% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero en 2019, mientras que el 50% más pobre fue responsable de solo el 12% de estas emisiones.

Es urgente descolonizar nuestros deseos e inventar un modelo de sobriedad elegida, y el diseño también debe contribuir a ello. Probablemente dibujando menos, fabricando menos o lo que sea.

Me interesa la presencia de una especie de sensibilidad lúdica en tu enfoque del diseño. La noción de “juego”, el uso del color en el diseño, parecen desempeñar un papel muy importante… ¿Podrías contarnos algo al respecto?

Una amiga antropóloga, Emmanuelle Lallement, escribió en 2006 un texto titulado ¿Objetos lúdicos u objetos de la infancia? Que hace alusión a tu pregunta, decía algo así:

            A menudo decimos que sus objetos son lúdicos. ¿Será porque son de colores brillantes (y no negros como muchos objetos “de diseño”)? ¿Será también porque es necesario manipularlos (abrirlos, desenrollarlos, deconstruirlos, volverlos a armar, etc.) casi como si fueran juegos? ¿Será porque finalmente parecen contener también un truco por descubrir?  ¿Transformamos la alfombra en una pequeña cabaña para “Oritapi”, hacemos un laberinto desmembrando el sofá “Permiso de Obra”, desenrollamos una columna de fieltro para hacer una cama con “Jim sube a París”, transformamos un taburete en un colchón para la siesta con “Téo de 2 a 3”?

A menudo hay un “truco” en estos objetos, que los niños suelen comprender antes que el resto. No es que estén hechos para niños, pero resulta que estos últimos, a diferencia de algunos adultos, aceptan inmediatamente “jugar el juego”, experimentar realmente el objeto. Los niños captan inmediatamente el escenario inducido por el objeto sin someterse a ningún ritual social (para ellos, el sofá no es un lugar de sociabilidad codificada, es un universo de posibilidades).

Lo que nos ofrecen los objetos matali es precisamente operar este tipo de “regresar a la infancia”. Una infancia que no esté ligada a la edad, sino que sea un lugar de verdadera experiencia que se vuelve posible nuevamente. Una especie de “infancia del hombre” (Agamben, 1978).

Te agradezco por reconciliarme con la palabra lúdica.

¿Tu manera de diseñar tiene un anclaje ecológico, vinculado al mundo cotidiano de la vida, lo humano y lo cultural, podrías decirme algo referido a ese modo de mirar?

Leo muchos libros sobre ecología política y social.  Una frase de Arne Næss, pensador de la ecología profunda, se reveló como una epifanía. Næss, creador del concepto de ecología profunda, nos recuerda que desde el siglo XVII hablamos de tres niveles de calidad para describir las cosas.

  • Cualidad primaria: perteneciente al mundo real y ahí delante de nosotros, llamada calidad objetiva: tamaño, forma…
  • Cualidad secundaria: nombres correspondientes a las sensaciones y sentimientos experimentados.
  • Cualidad terciaria: cualidades perceptivas complejas, por ejemplo, un sentimiento de tristeza.

Recuerdo entonces mi diploma de 1991 en forma de trilogía: 

  • Una lámpara rebautizada como difusor de luz, imágenes y memoria.
  • Un calentador de ambiente/difusor de calor, susurro y privacidad
  • Y un grifo difusor de agua, aromas e hidromasaje.

Arne Næss habla de cualidades primarias y secundarias. Pero está claro que hoy en día la realidad que importa es a menudo la que se puede medir y comprender mediante la ciencia. Utilizar sólo cualidades primarias para identificar la naturaleza permite presentarla simplemente como un recurso.

En esa misma línea, ¿reconoces en tu forma de mirar alguna metodología o premisa para interpretar a los agentes y los entornos con los que debes interactuar en tu trabajo?

Cada proyecto produce su propio método. Primero se hace una reunión donde se determinan los siguientes pasos y luego se establece una relación de requerimiento y cercanía con los patrocinadores. Para cada proyecto desarrollo una metodología a medida, sin preconcepciones, utilizando herramientas adecuadas. Es una experiencia de investigación, creación y vida que se desarrolla en cada ocasión.

Nervaduras y Conos, Concentrico. matali crasset. (fotos: Rafael Lafuente)
Hablas de «diseño mayor» que es el que hace “girar la rueda” y un «diseño menor» que es el que mueve los límites del diseño ¿Crees que es factible pensar proyectos a una escala cada vez más pequeña/única? ¿Cómo podemos considerar el impacto de estas iniciativas?

Hay un diseño que no se reduce a los términos de producción. Me siento más vinculada a un diseño menor, eso no es una cuestión de valor, estoy más en la ruptura que la reconducción.

¿Qué sentido tiene, por ejemplo, pensar y proponer un desarrollo espacial seguro en un periodo de 5 años de trabajo y de intercambio ofreciendo una experiencia educativa con un instituto profesional en el que los alumnos en fase de aprendizaje participarán en un desarrollo?

Esto es lo que propuse para la construcción de apartamentos en la Familistère de Guise en la utopía realizada de Jean-Baptiste André Godin. Todo proyecto debe ser un compromiso con la causa.

He leído expresiones tuyas vinculadas a la idea de la “comodidad en la actuación” y a la necesidad de abandonar las comodidades burguesas como sinónimo de bienestar ¿Podrías ampliar esta idea un poco más?

La comodidad y la acción son elementos contradictorios. La idealización de la “casa nido” es una amenaza para los vínculos sociales. Pienso en la casa como una herramienta de apertura y no de retraimiento. Si combinamos la “casa nido” con la introducción o invasión de los teléfonos inteligentes en nuestras vidas, esto conduce a un fracaso de nuestras interacciones. En este sentido, los objetos deben cuestionar estas prácticas, al igual que la relación exterior/interior.

Para cerrar la entrevista, ¿podrías recomendarnos algunas lecturas que te hayan influenciado personal y profesionalmente y/o alguna cita que resuma tu visión del mundo como diseñador?

La sociología, la antropología y la ecología política me han ayudado a reconfigurar y redirigir mi práctica. En Francia, sigo con atención el catálogo de ediciones Wild Project, que ha traducido y publicado textos fundacionales sobre ecología, desde Rachel Carlson hasta Arne Næss, así como las ediciones Actes Sud.

Los libros de Bruno Latour, Baptiste Morizot, Vinciane Despret, Natassja Martin… me ayudaron mucho. Creo en el valor del arte y el diseño para crear nuevas narrativas.

Si hay algo que no te preguntamos y te gustaría ampliar, no dudes en hacerlo.

El diseño puede ayudarnos a enamorarnos nuevamente de nuestro mundo. Tenés que pasar por esto para continuar el camino.

Información

matali crasset
www.matalicrasset.com

Referencias

Giorgio Agamben, Infancia e historia, Petite Bibliothèque Payot/Crítica política, París, 1978. (Reeditado en 1989, 2000).

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