Relatos sobre el diseño industrial en Latinoamérica Vol. 2: Soledad Clavell – «El diseño que nos habita»

Soledad Clavell es diseñadora industrial, magister en Ciencias Sociales, investigadora, docente, y dirige proyectos de extensión asociados al diseño y desarrollo de transformaciones materiales para la reurbanización del Hábitat Popular desde el año 2011. Actualmente además, es doctoranda en Diseño (FADU-UBA), y los temas que desarrolla  están relacionados con el cruce entre el Diseño y las tecnologías para la integración socio urbana.

Su acercamiento a la carrera surgió a partir de darse cuenta que en los diversos emprendimientos propios que estaba llevando a adelante, previo a iniciar la carrera, se encargaba de todo. Ahí, la asaltó la siguiente pregunta:

«¿Cómo hago para aprender un lenguaje que me permita comunicarme con otras personas para no tener que estar en todo al mismo tiempo?»

 “Al  no ser una carrera tradicional, yo no la conocía, entonces me anoté en Diseño de Indumentaria porque los emprendimientos que tenía estaban vinculados a la industria textil y la joyería”.

 “Creo que para el emprendimiento se debe tener muy incorporada la parte de la venta, lo comercial, y eso a mí me costaba horrores; aún me cuesta. Cuando arranqué la facultad (2004), se estaba consolidando la movida de Diseño en Palermo, yo me sentía muy ajena a la idea de diseñar productos de alto valor simbólico y escaso impacto en otras cuestiones; ese contexto me alejaba del emprendimiento. A su vez, era bastante complejo sentirse interpelada cuando los referentes más relevantes -o con mayor difusión- eran aquellos o Karim Rashid. No había difusión sobre otros perfiles”. También comenta que esto se daba en un contexto de crisis socioeconómica muy reciente en Argentina donde la industria local tampoco ofrecía un panorama alentador.

Sumado a ese panorama acotado, Soledad cuenta que no proviene de una familia con “cultura del comercio que muchas veces es necesaria para formar una personalidad emprendedora”; ni tampoco del ámbito proyectual que suele facilitar el acceso a ciertos ámbitos de desarrollo profesional menos visibles.

“Si bien siempre traté de buscar trabajos vinculados a la producción material de cosas, cuando entré en una empresa -aunque fuera pequeña- y vi la dinámica que se genera allí, el rol de quien diseña y la potencialidad de los procesos, me di cuenta que eso era lo que quería hacer: trabajar con otras personas y diseñar en esos contextos complejos”. 

Al trabajar dentro de una organización, “una tiene que lidiar con otras redes en las que tiene mucho menos control, porque todas las personas que participan tienen sus enfoques y sus intereses en relación a los proyectos y ahí el diseño es un engranaje más. Es difícil pero mucho más interesante desde mi punto de vista”.

Jornada de evaluación de tecnologías en la FADU UBA. Proceso entre estudiantes de arquitectura y diseño industrial con vecinos y referentes de las Villas 21-24 de Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Año 2013.

El diseño como tecnología y el rol de la ergonomía

Cuando hablamos sobre de qué manera entiende Soledad el diseño y cuáles son los aportes que puede ofrecer dentro de un equipo de trabajo, comenta que:

“A partir de reflexionar sobre el quehacer profesional y formalizarlo desde la investigación-acción, entiendo que lo que diseñamos forma parte de alguna tecnología; de cualquiera de sus componentes. En particular, pensada en sus tres dimensiones: productos, procesos y formas de organización”.

“Lo particular de este enfoque -que viene del abordaje sociotécnico- es que, a menos materialidad (formas de organización), mayor interacción y acuerdos entre personas existe y viceversa. Los procesos serían un punto medio entre lo tangible y lo intangible. A mí me sirve pensarlo de ese modo no sólo cuando analizo en el plano teórico; lo pongo en práctica también en los procesos de diseño que desarrollo”.

“Si bien diseñar formas de organización no es nuestro metier, cuando diseñamos, diseñamos operando sobre las tres dimensiones a la vez y éstas están en permanente tensión. Pensar desde esta lógica permite ver que muchas cosas pueden ser decisiones de diseño, y el producto final o verificable, puede no ser necesariamente un producto físico sino un manual de procesos, por ejemplo; una herramienta adaptada a las capacidades de una organización particular, etc.”.

Algo interesante, es que en ese desarrollo intervienen distintos recursos interrelacionados. 

“El funcionamiento de una tecnología está determinado  por las redes en las que están insertas y en las cuales intervienen personas y cosas con el mismo poder de agencia”.

En este sentido, Soledad nos recomienda el libro de Hernán Thomas y Alfonso Buch, Actos, Actores y artefactos. Sociología de la tecnología (Universidad Nacional de Quilmes, 2008), en los cuales aparecen muchas de estas ideas que cruzan al Diseño y a la Sociología.

Como cierre de este apartado, Soledad dice que “es importante conocer en qué red una está inmersa cuando lleva a cabo un trabajo, porque eso implica aprender o desplegar un lenguaje particular para comunicarse con otros interlocutores que siempre son diversos”.

Acá entonces, entra en juego otra de las dimensiones que a Soledad le despiertan interés: la ergonomía, la gestión de la diversidad en la producción y el rol político del diseño.

Soledad, estudió la Especialización en Ergonomía de la Universidad Tecnológica Nacional y a su vez forma parte de Hay Futura, una “colectiva de trabajadores del diseño con perspectiva de género y en permanente construcción”. 

“En esta interacción entre personas y tecnología entra la ergonomía, y a diferencia de lo que se cree, la ergonomía no sólo aborda los productos físicos, sino también las otras dos dimensiones de la tecnología de las que hablábamos”.

 “En diseño industrial tendemos a pensar la ergonomía desde los productos por la orientación de nuestras formaciones académicas con base en las prácticas profesionales que planteó la modernidad, sin embargo tiene que ver con los tres ámbitos (productos, procesos y formas de organización)”.

Respecto a la gestión de la diversidad y la búsqueda de soluciones equitativas e inclusivas, conversamos sobre los estereotipos y prejuicios culturales sobre los que muchas veces el diseño se desenvuelve sin cuestionarse o revisarse. “El hombre blanco europeo fue la medida de las cosas desde Da Vinci para acá -y muchísimo antes también-, salir de esa manera de pensar, genera resistencia por parte de las industrias porque les resulta muy costoso, pero ahí tenemos un problema de diseño”.

Ese problema también está vinculado al modo en que el diseño aborda la inclusión. Soledad recupera una idea de Sara Ahmed y comenta que  “Cuando sos parte de la comunidad que no está representada, tu forma de pensar los problemas es más enriquecedora que la de aquellos que sí lo están. Sara Ahmed dice algo así como que los muros que hacen que un espacio o situación sea inaccesible para alguien sólo son visibles para las personas que quedan afuera de ese espacio; quedan invisibles para quienes los atraviesan. Identificar esos muros permite salirse de lo dado y pensar en estrategias para derribarlos desde una perspectiva más humana e integradora”

En ese sentido, a modo de autocrítica, Soledad comenta que “la ergonomía también cuenta con muchos datos duros e información que permite trabajar sobre variables de inclusión e integración pero que los diseñadores no estamos acostumbrados, nos cuesta leer o interpretar; y surge cierta reticencia a afrontar esos desafíos”.

También genera una dificultad el hecho de tener que “corroborar, situar y evaluar los datos que utilizamos; hacernos cargo de que muchas veces se construyeron de manera sesgada o con intereses implícitos que no nos representan. Para eso hay que investigar más sobre las fuentes que tomamos. Se puede seguir evitando el problema o convertirlo en incentivo para abordar estos temas y construir fuentes de información más adecuadas”.

Jornadas en territorios del Hábitat Popular para el diseño de tecnologías. Villas 21-24 de Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Año 2013.

El diseño y la Identidad

La identidad  y el diseño son temas con una fuerte imbricación.

“En diseño todavía se está deconstruyendo la idea de que somos hijos de la Modernidad. Hay una frase de García Canclini que me gusta y dice algo así como que en Latinoamérica, nos llegó la Modernidad sin la Modernización, y eso durante mucho tiempo nos dejó en jaque, porque intentábamos diseñar productos que no tenían anclaje en nuestro contexto económico y productivo”.

Esta lógica identitaria opera en distintos niveles, en Latinoamérica en general y en Argentina en particular. Soledad comenta que “a veces el nivel de incertidumbre es alto porque formamos parte de un campo disciplinar cuya identidad no está consolidada, en un ámbito (Argentina) que también está tratando de conformar su identidad tecnológica en el marco de un proceso histórico complejo”.

 “Esta construcción del perfil profesional es un trabajo, requiere de muchos recursos y materia gris puesta a disposición no sólo de la práctica si no también del estudio acerca del campo. Incluso, charlando con Beatriz Galán, ella argumentaba que durante casi 20 años sintió que lo que hacía no era diseño  porque la investigación y las prácticas exploratorias no estaban legitimadas por el campo disciplinar y recién cuando obtuvo su cátedra de Diseño Industrial en la Universidad de Buenos Aires, pudo corroborar la validación de su actividad”.

Además comenta que:

 “De ella aprendí que el campo de la investigación nutre al campo profesional, y atiende problemáticas que el mercado no, es decir, que los espacios para pensar y discutir esas cuestiones no son el mercado, sino los proyectos exploratorios, los congresos, las revistas específicas, y las distintas actividades que propone el ámbito investigativo”. 

Moldería y prototipos de insumos para urbanización co-producidas con vecinos de las Villas 21-24 de Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Año 2014.

El diseño y el Estado

Soledad  se desenvuelve profesionalmente como asesora técnica en la coordinación de equipos de diseñadores y diseñadoras industriales para el área de Integración Productiva del  Organismo Provincial de Integración Social y Urbana de la provincia de Buenos Aires. Los proyectos en los que desarrolla su práctica están vinculados con diferentes instancias de producción de insumos -productos y herramientas- para la urbanización y las obras públicas, mejoramiento de procesos en organizaciones de las economías populares, y el diseño de tecnologías en programas de integración. Sus antecedentes en estas áreas se remontan a proyectos de extensión interdisciplinarios exploratorios en el ámbito universitario, mucho antes de que fueran objeto de políticas públicas.

“El trabajo en el Estado tiene particularidades, si bien todo es urgente y no siempre hay tiempo para desarrollar todos los productos con la profundidad que quisiéramos, lo más interesante es la variedad de programas, objetivos y requerimientos… un día diseñas una silla, otro día diagramas una feria, te vinculas con diferentes actores productivos de los territorios, etc.”.

“Trabajando en el Estado, todavía somos pocas las personas que venimos del diseño industrial, y no siempre se entiende bien el rol, los aportes potenciales o incluso los procesos que podemos desarrollar; sin embargo a medida que vas trabajando, se va haciendo camino al andar y la práctica misma refleja esos aportes”.

“Si bien hoy no es tan necesario como lo fuera hace algunas décadas, seguimos haciendo -de alguna manera- docencia con las personas que solicitan el servicio de diseño en estos contextos. En ergonomía se le llama ‘instruir a la demanda’, se refiere a informar a los otros sobre qué tenemos para ofrecer, cómo comprendemos y organizamos la problemática detectada, dónde encontramos una vacancia tecnológica a resolver, de qué manera planeamos resolverla y con qué recursos; en este caso los y las diseñadores industriales”.

“Creo que es importante desarmar la idea de que el diseño se dedica todo el tiempo a la innovación en sus producciones finales y a tareas creativas. Nuestra creatividad muchas veces está en la forma de abordar los problemas. En la práctica profesional nos toca hacer muchas veces tareas que son técnicas y que son parte de ese proceso, pero que no son innovadoras y forman parte del diseño invisible”.

“Durante mucho tiempo me pesaba la idea de hacer cosas que no se podían mostrar en un porfolio tipo Behance como el que tenemos en el imaginario los diseñadores. Entiendo que sería necesario vincularse con profesionales de diseño gráfico para pensar en formas de visualizar esas ideas y soluciones que se dan en proyectos complejos que no son específicamente un producto pero que muestran el modo en que resolvemos otro tipo de problemas tecnológicos”.

En mi trabajo con el Estado “Los que provenimos del ámbito proyectual somos más flexibles para interactuar con otras disciplinas y a pensar en las personas que van a hacer uso de las tecnologías que se diseñan. Eso es algo que el diseño industrial tiene bastante arraigado, la idea de revisar la actividad y la interacción de las personas con la materialidad que prefiguramos desde un punto de vista integral”

“En ese contexto fui dándome cuenta que los aportes están dados en transferir la mirada del diseño a un proyecto de escala arquitectónica o urbana y funcionar como traductores entre las nuevos requerimientos que se esperaban para ese proyecto y las tecnologías posibles. Desde otras disciplinas (arquitectura, economistas, sociólogos), tal vez no se ocupaban de ponerle materialidad a esas demandas, ahí descubrí esta veta del diseño que me gusta”.

La capacidad de los diseñadores de producir imágenes de cosas que aún no existen es algo que Soledad valora,  y muestra su interés por mantener una práctica que a su modo de ver se fue perdiendo: el dibujo.

“Creo que es importante contar con múltiples recursos para transmitir por medio de imágenes y entender qué tipo de representación usar en las diferentes etapas del proceso; qué información, en qué formato, para qué interlocutor. En las clases en la universidad ocurre que los estudiantes vienen a una segunda clase con un render o representación modelada hiperrealista de algo que aún no han desarrollado en profundidad y que carece aún de valor en muchos sentidos, trato de hacerles ver que de ese modo están cristalizando la propuesta y cerrando el proceso de diseño”.

“Otra de las situaciones que se dan con frecuencia y trato de repensar con los estudiantes, es cuando producen representaciones en las cuales aparecen los objetos pero no aparecen sus usuarios. Eso no nos debería pasar, porque justamente el diseño y la ergonomía se ocupan de manera holística de las interacciones entre la materialidad y las personas. Es llamativo, sabemos mucho acerca de materiales y su comportamiento pero poco sobre las personas y qué impacto tendrá nuestro diseño en ellas”. 

Soledad, adhiere a una idea que propone María Ledesma en relación al posicionamiento que tiene el diseño sobre el modo en que piensa nuevos mundos posibles. Ledesma argumenta que:

De todas las disciplinas que proyectan (que prefiguran mundos económicos, sociales, culturales de carácter natural o virtual) las disciplinas del diseño son las únicas que reivindican para sí el carácter proyectual, el carácter de inventar un mundo que funcione, que sea habitable; son las disciplinas del diseño las que, concebidas como la acción de generar el hábitat humano, tienen un pensamiento en el que se privilegian los rasgos proyectuales del pensamiento respecto de la razón concebida en sentido clásico (un objeto abstracto separado del contexto) o del pensamiento artístico (un objeto alejado de la razón práctica). (Ledesma, 2016: párr. 12).

Otros de los aspectos que destaca Soledad en torno al trabajo en el Estado es que “Se llevan a cabo proyectos de manera interdisciplinaria pero además, con actores de trayectorias personales diversas. En ese contexto, cada uno tiene que explicitar cuál va a ser su intervención en esa acción, por medio de qué procesos”.

En congruencia con ello, la entrevistada pone en valor el bagaje personal que cada diseñador trae de antemano además de la cuestión disciplinar, y que esto se transforma en un insumo fundamental para vincularnos con otros actores.

Como cierre, compartimos una idea de Rosario Bernatene que engloba de algún modo los temas que emergieron en la charla con Soledad.

«Si toda la actividad de proyecto o diseño termina solamente en un producto, sin formar una cultura de proyecto que vaya más allá de él, el aporte será efímero, circunstancial y limitado».

Cruces interdisciplinarios entre arquitectura y diseño industrial. Clase sobre tecnologías. Carrera de Arquitectura, Universidad Nacional de La Matanza. Año 2018.

Referencias

Ledesma, M. (2016) Epistemología del proyecto (o en contra del carácter ‘científico’ del proyecto). Lógicas académicas en arquitectura, diseño y urbanismo. Facultad de Arquitectura Diseño y Urbanismo, Universidad de Buenos Aires. Septiembre-octubre.

Thomas, H y Burnes, A (2018). Universidad Nacional de Quilmes.

Bernatene, M. del R., Molinari, G. E., Muraca, T. E., Ungaro, P. M., & Canale, G. J. (2009). Vivir con un emprendimiento. Indicadores para la evaluación integral de áreas administrativas, de relaciones laborales, diseño producción y desarrollo local. La Plata: Universidad Nacional de La Plata.

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